Mi otro camino, el que yo encontré…

Llevo todo el año en un gran proceso. Me siento agotada. Necesito parar un poco. Quise escribir a ver si poner afuera todo este tornado interior me ayuda a soltar estas formas antiguas que mi cuerpo ha habitado. Siento agotamiento porque mi procesamiento mental ha sido intenso y el cuerpo va de a pocos, a una velocidd más baja, ocupando nuevos lugares y refrescando los espacios.

He sido constelada muchas veces, ya en este momento perdí la cuenta. Cada una de estas constelaciones no sólo ha sido reveladora, sino que ha movido energía que estaba atrapada por muchísimos años. Yo lo puedo sentir. 

Y esta energía que ahora se ha movido me deja el cuerpo como si hubiese hecho ejercicio sin parar y sin descansar por mucho tiempo continuo. El agotamiento lo siento en el cuerpo, como si fuese él, el encargado de haber llevado consigo todos estos pesos durante tanto tiempo. 

Hoy puedo sentir como cuando movemos nuestras emociones, nuestro cuerpo cambia. Yo lo veo cada vez que le hago una propuesta de este tipo a mis consultantes. Bien sea en consulta (presencial u online), en el trabajo terapéutico con sueños o en una constelación. Inclusive su cuerpo cambia, su rostro, su expresión. 

He podido acompañar inclusive como después de trabajar trauma emocional, las personas han perdido peso de más que venían acumulando por años sin tener resultados exitosos con dietas o ejercicio.

Esta realidad que ahora puedo habitar en el cuerpo y en la mente, sobre que somos energía más que materia, me cambió la vida. Llevo entendiendo racionalmente del tema hace muchos años, pero sólo ahora que puedo ser testigo de cada una de las vidas que acompaño y cómo todas estas energías se mueven y transforman realidades, es maravilloso. Y, por supuesto, que ha sido así en mi propia vivencia, de lo contrario no podría acompañar a otr@s en este camino.

Soy una buscadora incansable de respuestas, de buenas preguntas y de mi propio bienestar. Nunca me ha dado temor incomodarme por ir al terapeuta o por vivir cualquier tipo de experiencias de desarrollo humano. Las quiero vivir todas y creo que llegaré a mis últimos días, experimentando cada una de las que me inviten o me aparezcan en el camino. Esta es una de mis grandes pasiones y me siento feliz viviendo de esta manera. 


Hoy te comparto esto porque quizá has estado dudando si entrar en estos caminos que pueden parecer pedregosos, pero que lejos de serlo, son caminos que pueden llegar a ser incómodos, agotadores y asustadores, pero cuando por fin los has atravesado, te puedes dar cuenta que son absolutamente imprescindibles para experimentar desde perspectivas más amplias e integrales la misma vida que has venido teniendo.

El día que decidí dedicarme 100% del tiempo a acompañar a otr@s, lejos de las organizaciones y sus dinámicas, a menudo tan egóicas, no me imaginé que traería tanta alegría y tanto crecimiento a mi vida y que podría al mismo tiempo que yo disfruto, acompañar a otr@s a conectarse con un estado superior de su ser, a despertar a una vida nueva y a vivir en mayor plenitud y gozo.

Vale la pena intentarlo. Hay otros caminos. Por lo menos, uno distinto. Y por ese uno, ¡vale la pena todo!

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